Para poder desarrollar este punto nos adentraremos en una de las paradojas que oscurecen la naturaleza misma del modelo: La irreconciabilidad última de los principios de libertad e igualdad. La lectura normativa de las democracias liberales se encuentra atravesada por dos lógicas difíciles de acomodar, el principio de soberanía del pueblo (también considerado como principio de igualdad), por un lado, y el principio de libertad (identificado como el principio de libertades individuales), por el otro. Con el objeto de conseguir que ambos principios logren algún tipo de convivencia deseable, Habermas y Rawls parten de la creencia de que es posible ir resolviendo el conflicto mediante un consenso racional –garante de un principio de libertad– en el cual todos los individuos encuentren representadas sus demandas –garantizando así una igualdad de condiciones. Aquí parecen mezclarse el discurso democrático con el discurso liberal, puesto que el pueblo es identificado como la suma de los individuos, por tanto, la representación debería ser el instrumento que posibilitase a cada uno de ellos el ingreso al ámbito de la representación.
miércoles, 24 de marzo de 2010
PENSAR LA (IM)POSIBILIDAD DE LA DEMOCRACIA (II)
Para poder desarrollar este punto nos adentraremos en una de las paradojas que oscurecen la naturaleza misma del modelo: La irreconciabilidad última de los principios de libertad e igualdad. La lectura normativa de las democracias liberales se encuentra atravesada por dos lógicas difíciles de acomodar, el principio de soberanía del pueblo (también considerado como principio de igualdad), por un lado, y el principio de libertad (identificado como el principio de libertades individuales), por el otro. Con el objeto de conseguir que ambos principios logren algún tipo de convivencia deseable, Habermas y Rawls parten de la creencia de que es posible ir resolviendo el conflicto mediante un consenso racional –garante de un principio de libertad– en el cual todos los individuos encuentren representadas sus demandas –garantizando así una igualdad de condiciones. Aquí parecen mezclarse el discurso democrático con el discurso liberal, puesto que el pueblo es identificado como la suma de los individuos, por tanto, la representación debería ser el instrumento que posibilitase a cada uno de ellos el ingreso al ámbito de la representación.
miércoles, 17 de marzo de 2010
PENSAR LA (IM)POSIBILIDAD DE LA DEMOCRACIA (I)
jueves, 11 de marzo de 2010
EL FUTURO DEL SOCIALISMO (CONCLUSIÓN)
MI IDEA DEL SOCIALISMO
Una vez dibujadas dos formas diversas de ver la actualidad del socialismo, me gustaría expresar ligeramente mi punto de vista. Al principio de este ensayo, dije que la crisis económica actual, había dado, en gran parte, la razón al socialismo, ya que obliga a los Estados a intervenir en la economía para evitar los desastres provocados por el libre desarrollo del Mercado. Aceptando esto, parece clara que mi postura no es tan cercana a Negri y Hardt, ya que no creo que toda posibilidad de cambio deba estar fundada en una sociedad civil organizada y concienciada de su poder, sino que debe ser el Estado el que abandere dicho cambio. Él debe liderar a la sociedad civil, fijar las metas del cambio y los valores dominantes, poner los medios para ello,… Lo cual da una importancia crucial al ámbito conformado por los partidos políticos, y en nuestro caso, a los partidos de izquierdas.
Dijimos, que en nuestro mundo el debate en torno a tales partidos políticos era el de su actualidad, es decir, el tratar de responder a la pregunta de si tiene sentido ser socialista a día de hoy. Respecto a esto, me acojo a la teoría Laclau y Mouffe para decir que sí, en el sentido de que pienso que el leiv motiv de los partidos de izquierdas debe ser el de revolucionar la democracia llevándola más allá de sí, situarse en la vanguardia de la sociedad con el fin de realizar de modo más completo los principios que la fundamentan, a saber: la libertad e igualdad de todos los individuos. ¿Qué significa estar en la vanguardia? Tratar de buscar soluciones que salgan de lo aceptado convencionalmente por el régimen, alejarse de la ortodoxia, de lo doctrinal. En este sentido me sitúo en un terreno teórico muy cercano al generado por las tres peticiones que según Negri y Hartd debe realizar la multitud organizada: una renta básica para todo ciudadano por el mero hecho de serlo, una ciudadanía mundial que reconozca a todos como ciudadanos del mundo (permitiéndoles la libre circulación por el globo) y la socialización de los medios de producción (ésta algo más problemática desde mi planteamiento).
(...) Hoy, nos encontramos ante otra de esas épocas en que el Estado debe transformarse y ello no puede hacerlo acogiéndose a los viejos modelos y antiguas fórmulas liberales, sino que debe hacerlo situándose en la vanguardia, ensayando nuevas soluciones nunca antes probadas, destinadas a promover la mayor autonomía e igualdad de los ciudadanos del mundo, y esa a, a mi juicio, es la naturaleza del socialismo: el progresismo, es decir, el ser fiel al proyecto moderno que muestra su fuerza por primera vez con la Revolución Francesa, y cuya idea configuradora de base es esencialmente la idea de progreso, como muestra Plamenatz en el último capítulo del segundo volumen de su genial obra Man and Society.
lunes, 8 de marzo de 2010
EL FUTURO DEL SOCIALISMO VII
«El imperio pretende ser el amo de ese mundo porque puede destruirlo. ¡Qué
horrible engaño! En realidad, nosotros somos los amos del mundo porque nuestro
deseo y nuestro trabajo lo regeneran constantemente».
«La acción de la multitud se hace principalmente política cuando comienza a
enfrentarse de manera directa y con una conciencia adecuada a las operaciones
represivas centrales del imperio".
viernes, 5 de marzo de 2010
EL FUTURO DEL SOCIALISMO (VI)
(En palabras de Mouffe y Laclau...)
«Las nuevas luchas —así como la radicalización de luchas más antiguas […] — deben ser entendidas desde la doble perspectiva de la transformación de las relaciones sociales características de la nueva formación hegemónica de la posguerra, y de los efectos de desplazamiento a nuevas áreas de la vida social del imaginario igualitario constituido en torno al discurso liberal democrático ».
Nuestro mundo, según Laclau y Mouffe tiende, por su carácter democrático, a generar una multiplicidad de voces, el problema de nuestra democracia, es que eso es visto como algo negativo, como una crisis, cuando verdaderamente es la esencia de la democracia. Por ello, el papel de la nueva izquierda que proponen Mouffe y Laclau, es buscar una democracia radicalizada y plural:
«La tarea de la izquierda no puede por tanto consistir en renegar de la ideología liberal democrática sino al contrario, en profundizarla y expandirla […] es en la extensión del campo de las luchas democráticas al conjunto de la sociedad civil y del Estado, donde reside la posibilidad de una estrategia hegemónica de la izquierda ».
Los nuevos movimientos sociales reúnen «una serie de luchas muy diversas: urbanas, ecológicas, antiautoritarias, antiinstitucionales, feministas, antirracistas, de minorías étnicas, regionales o sexuales […] que ponen en cuestión nuevas formas de subordinación » generadas tras el modo de asentarse del discurso hegemónico actual.
miércoles, 3 de marzo de 2010
EL FUTURO DEL SOCIALISMO (V)
(Retomando la idea de Mouffe y Laclau sobre
la construcción discursiva de la realidad)
Los objetos aparecen articulados, no en tanto que se engarzan como las piezas de un mecanismo de relojería, sino en la medida en que la presencia de unos en otros hace imposible suturar la identidad de ninguno de ellos .
Si la sociedad es concebida como fruto de ese proceso de articulación, es comprensible que la contradicción y la contingencia puedan ser componentes de ella (...)
(...)El antagonismo no puede ser visto, ni como una relación entre dos elementos objetivos que poseen características contrarias (A – ⌐A), ni como un choque entre dos elementos que se encuentran (A – B), sino como “la presencia de Otro que me impide ser totalmente yo mismo”, una relación que «no surge de identidades plenas, sino de la imposibilidad de constitución de las mismas », sólo concibiendo así la sociedad, es posible defender la posibilidad de construcción de una fuerza que desafíe al sistema hegemónico vigente, es decir, la lucha por una nueva hegemonía, ya que, como dicen nuestros autores:
Las dos condiciones de la articulación de la hegemonía son [...] la presencia de fuerzas antagónicas y la inestabilidad de las fronteras que las separan .
lunes, 1 de marzo de 2010
EL FUTURO DEL SOCIALISMO (IV)
El proyecto de Laclau y Mouffe es el de conseguir volver a la situación de una política con fronteras establecidas, con alternativas posibles, ya que, si la naturaleza de lo social depende de la determinación discursiva, otras configuraciones son posibles, por lo tanto, también otras sociedades.
Por eso, ellos proclaman que:
"La hegemonía puede ser desafiada. La izquierda debe comenzar a elaborar una alternativa creíble frente al orden neoliberal, en lugar de tratar simplemente de administrar a este último de un modo más humano »,
para ello hace falta comprender el mundo en que nos encontramos y tratar de diseñar una hegemonía socialista que plante cara a la reinante, que se nos presenta como lo natural e invariable que de un modo u otro hemos de asumir sin que sea posible alternativa alguna.