En diálogo con l@s participantes del Congreso de Filosofía Joven -Murcia

María Luciana Cadahia contrapone los modelos teóricos en los que se basan la democracia deliberativa y la democracia neoliberal

jueves, 11 de marzo de 2010

EL FUTURO DEL SOCIALISMO (CONCLUSIÓN)



MI IDEA DEL SOCIALISMO

Una vez dibujadas dos formas diversas de ver la actualidad del socialismo, me gustaría expresar ligeramente mi punto de vista. Al principio de este ensayo, dije que la crisis económica actual, había dado, en gran parte, la razón al socialismo, ya que obliga a los Estados a intervenir en la economía para evitar los desastres provocados por el libre desarrollo del Mercado. Aceptando esto, parece clara que mi postura no es tan cercana a Negri y Hardt, ya que no creo que toda posibilidad de cambio deba estar fundada en una sociedad civil organizada y concienciada de su poder, sino que debe ser el Estado el que abandere dicho cambio. Él debe liderar a la sociedad civil, fijar las metas del cambio y los valores dominantes, poner los medios para ello,… Lo cual da una importancia crucial al ámbito conformado por los partidos políticos, y en nuestro caso, a los partidos de izquierdas.

Dijimos, que en nuestro mundo el debate en torno a tales partidos políticos era el de su actualidad, es decir, el tratar de responder a la pregunta de si tiene sentido ser socialista a día de hoy. Respecto a esto, me acojo a la teoría Laclau y Mouffe para decir que sí, en el sentido de que pienso que el leiv motiv de los partidos de izquierdas debe ser el de revolucionar la democracia llevándola más allá de sí, situarse en la vanguardia de la sociedad con el fin de realizar de modo más completo los principios que la fundamentan, a saber: la libertad e igualdad de todos los individuos. ¿Qué significa estar en la vanguardia? Tratar de buscar soluciones que salgan de lo aceptado convencionalmente por el régimen, alejarse de la ortodoxia, de lo doctrinal. En este sentido me sitúo en un terreno teórico muy cercano al generado por las tres peticiones que según Negri y Hartd debe realizar la multitud organizada: una renta básica para todo ciudadano por el mero hecho de serlo, una ciudadanía mundial que reconozca a todos como ciudadanos del mundo (permitiéndoles la libre circulación por el globo) y la socialización de los medios de producción (ésta algo más problemática desde mi planteamiento).

(...) Hoy, nos encontramos ante otra de esas épocas en que el Estado debe transformarse y ello no puede hacerlo acogiéndose a los viejos modelos y antiguas fórmulas liberales, sino que debe hacerlo situándose en la vanguardia, ensayando nuevas soluciones nunca antes probadas, destinadas a promover la mayor autonomía e igualdad de los ciudadanos del mundo, y esa a, a mi juicio, es la naturaleza del socialismo: el progresismo, es decir, el ser fiel al proyecto moderno que muestra su fuerza por primera vez con la Revolución Francesa, y cuya idea configuradora de base es esencialmente la idea de progreso, como muestra Plamenatz en el último capítulo del segundo volumen de su genial obra Man and Society.

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